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Incluso arma un torneíto de amigos, "para cagarnos de risa entre todos!! jajaja!" ¬¬
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A la mañana siguiente, prepara un termo, agarra una listita hecha en un papel arrugado que no se ve bien qué es, una lapicera, los anteojos y a continuación, sube al auto y parte con rumbo fijo al sur del nunca bien ponderado Conurbano.
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Banfield. Club Atléico Banfield, para ser más específica. Ana desciende del vehículo, se acerca al cúmulo de muchachos deportistas, los cuales se sorprenden de verla ahí. A continuación, Ana saca su papel arrugado, se pone los lentes, y lapicera en mano, enuncia:
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El jugador estrella responde al llamado de Ana con un :
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Ana lo mira por encima de sus anteojos y le da el tan necesario mensaje:
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Ya aliviada, se retira del lugar, ante la estupefacción del plantel y la sonrisa de un aguatero que lo vio todo.
Con ese primer pero urgente alivio, Ana vuelve a subirse al auto, para dirigirse a Sarandí, Tigre, Chacarita, y más tarde, después de cargar de nuevo el termo, a las hermanas provincias de Santa Fe, Mendoza y Tucumán, a hacer lo propio con Leguizamón, Fuertes, Ibañez, Huerta, Quiroga, Ferrero y la reputísima mil madre del que me esté olvidando, que se vayan cada uno a la respectiva concha de su madre.
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Epílogo
Ana vuelve a casa. Seguro todo vuelve a la normalidad, es decir: los jugadores que suelen ser perfectos pero que están en el plantel de Ana místicamente empiezan a jugar para el orto , algunos se lesionarán, los tapados seguirán tapados, todos aquellos conocidos a los que Ana ayudó harán miles y miles de puntos, y Ana seguirá así, con una suerte de Mal de ojo eterno, colgada a los alambrados de las concentraciones con su listita percudida, cantando "la concha de tu maaaadreeeeee..... la concha de tu maaaadreeeeee ...ouououououoooooh" con el tono de esa cancioncita "saaan loreeeenzooo.....y daleee san loreeeeenzoooooooo".
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