sábado, 29 de marzo de 2008

La abuela Emilia y la vieja de al lado

Al lado de la casa de mi abuela Emilia vive una señora que "es sola". Tiene una huerta, y solía ir a visitar a mi abuela y llevarle zapallos y limones.
Muchas veces salía a la vereda y se le cerraba la puerta, entonces le decía a mi abuela si por favor alguien no podía saltar la medianera y abrirle.
Y en una ocasión, ella nos prestó el teléfono.

Hasta que un día cambió. Nunca más vino de visita, nunca más trajo sus cosechas, nunca más fue gentil, nunca más nada.
Y se ve que le molestaba que mi tío mordiera 20 cm de su piojoso y sano cordón para subir el auto. Bah, eso dió a entender cuando de un día para el otro, sin previo aviso, queja o diálogo, puso en su vereda dos fierros filosos y puntiagudos, que más tarde ante la queja reiterada de los transeúntes tuvo que sacar.

Y si hay algo que a mi abuela le revienta, es la gente desagradecida.
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(Timbre)
(La tía Claudia abre la puerta y pasa un nenito hacia el patio)
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Tía Claudia:
Mamá, va a pasar la medianera el nene porque dijo Nelly si no le podemos abrir a doña Clelia que se le cerró la puerta y se quedó afuera...
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Abuela Emilia:
(bien, bien alto, para asegurarse de que su voz llegue a la vereda) :
La tendría que dejar afuera a la vieja hija de mil puta esa!!!!!!!!
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Abuelo Mingo:
Callate, por Dios! (murmurando)
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Porque como dije antes, si hay alguien que putea, ése es mi papá.
Pero de alguien lo tuvo que mamar.

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